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Nuestro Padre Jesús de la Merced

Según figura en algunos documentos, esta imagen, atribuida a Nicolás Salzillo, ya existía en el año 1725, recibiendo culto entonces en el oratorio privado de la Sacristía de Iglesia de La Merced de Murcia. Debió de ejecutarse la talla, muy probablemente, entre los años de 1713 y 1720, fechas en que se llevó a cabo la restauración de esta iglesia, fachada principal, altares y retablos.

Nuestro Padre Jesús de La Merced es imagen de vestir, de 1,50 metros de altura aproximadamente, teniendo tallados la cabeza, parte frontal del torso, manos y pies. Representa a Jesús camino del Gólgota, cargando la Cruz sobre el hombro izquierdo para girar levemente su cabeza hacia la derecha. Cabe reseñar de esta imagen, que el brazo derecho lo presenta articulado para impartir la bendición. Probablemente, esta imagen fue utilizada durante el siglo XVIII para los Ejercicios de Agonía y Sermones de Pasión. Actualmente, este mecanismo se encuentra inutilizado y oculto bajo el enlienzado practicado a la imagen en la década de los ochenta del pasado siglo por el escultor José Sánchez Lozan

En el último cuarto del siglo XIX, con el nuevo auge de las Cofradías y manifestaciones de piedad popular, se restablecen los cultos anuales a la venerada imagen de La Merced, llegándose a imprimir para uso particular la Novena Cuaresmal que se celebraba ante la impresionante talla del Nazareno.

En 1953, Nuestro Padre Jesús de la Merced fue incluido en la procesión que cada Miércoles Santo celebra en Murcia la Real, Muy Ilustre, Venerable y Antiquísima Archicofradía de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo. Durante tres años, el Domingo de Ramos se estuvo realizando un traslado desde la Iglesia de La Merced hasta la Iglesia Arciprestal de Nuestra Señora del Carmen. En aquel primer traslado de 1953, se incluía en el recorrido una parada en la Cárcel Provincial para la adoración de los reclusos. Con tal motivo, fueron puestos en libertad dos de ellos: Isabel Fernández Segundo y Leandro Villar Barrera. Tal hecho tuvo una repercusión en la prensa carácter nacional.

El Miércoles Santo de 1956, y a pesar de que en el programa oficial de la Semana Santa se había incluido la imagen de Nuestro Padre Jesús de La Merced como parte del cortejo procesional del Miércoles Santo, en realidad el imponente Nazareno de la Merced no desfilaría más, siendo sustituido por el grupo escultórico de las Hijas de Jerusalén, de Juan González Moreno

Desde entonces, quedó la imagen en su camarín de la conventual Iglesia de la Merced, hasta que, en el año 1987, un grupo de jóvenes nazarenos pertenecientes a la Pontificia, Real, Hospitalaria y Primitiva Asociación del Santísimo Cristo de La Salud, recibieron autorización para incorporar la imagen del Nazareno en la procesión que cada Martes Santo organiza la Cofradía. Un año después, estos jóvenes entusiastas de la Semana Santa murciana, encargaron un trono procesional al escultor Manuel Llorente Sánchez, para mayor decoro de la talla del Nazareno durante la procesión, cuyo presupuesto costearon íntegramente. Dicho trono es portado desde entonces por 32 nazarenos, que caminan a semejanza de la imagen de “Jesús” y de manera penitencial, con los pies descalzos.

Además, se recuperaron también los cultos que antiguamente se dedicaban a la imagen, así como el Solemne Traslado Procesional que ahora se realiza cada Sábado de Pasión desde la iglesia mercedaria a la de San Juan de Dios. Destacar, además, que la imagen de Nuestro Padre Jesús de La Merced fue restaurada en el año 2005 por el Centro de Restauración de la Región de Murcia.

 

Bibliografía

  • FERNÁNDEZ LABAÑA, J.A. BOTÍAS SAUS, A. LÓPEZ GARCÍA, M. Nuestro Padre Jesús de la Merced XXX Aniversario. 1988-2018. Murcia, 2018
  • SÁNCHEZ MORENO, J. Nuevos estudios sobre escultura murciana. Murcia, 1964

Etiquetas: Semana Santa escultura

Murcia me gusta. Ciudad clara de colores calientes, de piedras tostadas, color de cacahuete tostado. Y notas deliciosas de luz, las calles estrechas y sin aceras, las “veredicas del cielo”, las tiendas de los artesanos, el esparto y la cuerda. Y ahora en el crepúsculo, una luz maravillosa.

Jorge Guillen

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