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Javier Fuentes y Ponte

Es nuestro deseo dedicar estos breves apuntes para honrar y refrescar la memoria, la nuestra y la de nuestros paisanos (y políticos), a un hombre que consagró su intensa vida entre la ciencia, el arte, la poesía, la religión, la historia, y en todos y cada uno estos ámbitos, no solo logró destacar, sino que además estampó su amor desmedido por la ciudad de Murcia, la árabe y la cristiana. Un ilustre y ejemplar murciano, de adopción, porque en su haber queda, que fue Madrid la ciudad que le vio nacer el 12 de marzo de 1830.

Llegó a Murcia ya con una trayectoria de cierto reconocimiento. En 1858, don Javier Fuentes y Ponte contrajo matrimonio con doña Consolación Alarcón-Gandía en la iglesia parroquial de San Nicolás de Bari de Murcia. Ël era entonces Jefe principal de la obra de la línea de ferrocarril Albacete-Murcia. Proyectó, dirigió y construyó las dos estaciones provisionales de Cartagena y Murcia para la inauguración de este trayecto de la reina Isabel II el 24 de octubre de 1862. Aunque pronto comenzó a demostrar en nuestra ciudad su inquietud por todo lo que le rodeaba.

Así, en 1868, convocó la II Exposición de arte retrospectivo. El lugar elegido fue el malogrado edificio del Contraste de la Seda. Este evento sería un claro punto de inflexión para aquel incipiente Museo Provincial de Bellas Artes. Javier Fuentes y Ponte, fue una de las figuras clave tanto en el inicio del Museo, como en su posterior desarrollo. Un año más tarde, construyó el Monumento a los Artistas Murcianos Célebres, el cual quedó erigido en un lugar antiguo y añorado por cuantos lo conocieron: la Plaza de Santa Isabel.

¡Cuanto!. !Cuanto le debe la Historia de Murcia a don Javier!. Entre otras muchas cosas, recuperó para Murcia los juegos Florales, y cultivó las letras con cierta preferencia a la historia y la arqueología. Se prodigó en exposiciones y certámenes, y fruto de su erudición fueron más de 80 obras premiadas las que cosechó. Su obra literaria es también extensa, entre las que podemos destacar: El Romero de la Patria (1871); La Murcia que se fue (1872); España Mariana. Provincia de Murcia (1880); Fechas murcianas (1882); La Sexta Corona de Murcia (1887); La Colección Riquelme (1897), además de las memorias sobre Saavedra Fajardo y Santa María de la Arrixaca.
Con el hecho de mencionar a la antigua patrona de la ciudad y del reino de Murcia, se hace necesario titular con mayúsculas, que fue Javier Fuentes y Ponte quién se encargó de rescatarla de un rincón de la parroquia de San Andrés en 1883, y que restableció el culto de tan antigua y venerada imagen.

Como buen amante de las artes, no será preciso justificar la admiración de don Javier por Francisco Salzillo. También nos descubrió al genio del Barroco, al que protegió y promulgó. Entre otras muchas cosas, escribió el libro “Salzillo: su biografía, su obra, sus lauros (1900)”, elaboró un informe para la rehabilitación de la Iglesia de Jesús en la que era partidario de transformar el espacio para una mejor observación de las esculturas de la Real y Muy Ilustre Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, sin olvidar el uso devocional del templo. Este sería, sin duda, otro punto de inflexión en el cual intervino Ponte de forma muy directa, y supondría más tarde, la creación de un lugar de referencia en la Murcia actual: el Museo Salzillo.

Además de esto, Fuentes y Ponte, también se encargó de organizar en 1883 el centenario de la muerte del genial escultor murciano. Y como si fuera fácil, un año después hizo lo mismo con los actos para la celebración del tercer centenario del nacimiento de otro ilustre e ilustrado murciano: D. Diego Saavedra Fajardo. Como académico de historia, escribió numerosos documentos y estudios de arqueología como los del Convento de Santa Clara la Real, o la casa nº 8 de la calle Sociedad, o la nº 1 de la plaza Puxmarina.

Queda claro que no pasó desapercibido para diversas instituciones la vida y la obra de Fuentes y Ponte. Así se lo reconocieron, y en su amplia biografía figuran numerosos títulos, entre otros, el de Académico Correspondiente de las Reales Academias de Bellas Artes de San Fernando y de la Historia; Vocal primero de la Comisión Provincial de Monumentos de Murcia; Cooperador español extraordinario del Museo Imperial y Real de las Artes e Industria de Viena; Consejero general vitalicio por los reinos de Castilla y Académico de Mérito literario y Doble Mérito en la Bibliografía Mariana; Cronista de la Santa  Iglesia Catedral de Murcia; Cronista del Real Monasterio de Señores Sanjuanistas de Sigena (Huesca); Cronista de la Insigne Iglesia Arciprestal de Santa María de la Asunción de Elche; Mayordomo Conservador perpetuo del culto a la efigie de Santa María de la Arrixaca; o el de Inspector especial artístico diocesano para al conservación e integridad de las obras escultóricas del egregio artista D. Francisco Salzillo y Alcaraz.

La ciudad de Murcia lloró su pérdida el 4 de febrero de 1903. En su memoria, el Ayuntamiento de la ciudad, y a petición, entre otros, de Andrés Baquero, Frutos Baeza, Martínez Garre, y Martínez Tornel, decidió dar su nombre a la calle donde residió y falleció, una modesta calleja conocida como "marmolejos". Además, en la casa mortuoria el número 8 de la citada calle, se colocó una lápida en mármol gris de Macael con letras y filetes dorados y clavos de bronce, con la inscripción siguiente: “En esta casa falleció D. Javier Fuentes y Ponte, laureado escritor y erudito arqueólogo el 4 de Febrero de 1903. Para honrar su memoria le dedicó esta calle El Excmo. Ayuntamiento de Murcia”. Como aquel homenaje póstumo pareció de menor importancia para los méritos contraídos por el insigne historiador, aquellos ilustres amigos decidieron colocar otra lápida en su memoria en la Capilla de la Virgen de la Arrixaca.

Como aquella lápida de la Capilla de la antigua patrona desapareció, ahora existe otra en la entrada al templo de la que acompañamos una fotografía. La humilde calle dedicada a Fuentes y Ponte también dejó de existir, y por no quedar no queda ni el recuerdo. La lápida de la casa número 8 desapareció cuando derribaron el edificio. Aquel remoto lugar comparte el espacio que hoy ocupa la Plaza Mayor. Sería de justos recuperar nuestra memoria y la de aquellos que nos precedieron. La de los que supieron reconocer entonces el trabajo y el amor que profesó por Murcia don Javier Fuentes y Ponte. Que hermoso hubiera sido recuperar el gesto de nuestros antepasados y, ¿porqué no?, haber nominado a esa plaza tan falta de historia, “Plaza de Fuentes y Ponte”. Con ese ilustre título, hubieran rebosado de nobleza murciana la fuente que preside la plaza y esos soportales, ahora huérfanos. También se puede pedir algo menos, una pequeña y humilde lápida en su memoria.

Queden estas dos últimas líneas como un ruego desde este discreto rincón a nuestros gestores políticos, por si fuera de su interés. Devolvamos a la memoria de Murcia lo que es de Murcia. Recuperemos el nombre de una de nuestras calles en memoria de don Javier Fuentes y Ponte.
 

Javier Fuentes y Ponte in memoriam
 
 
Fuentes bibliográficas
Diario de Murcia. (6-3-1903)
Javier Fuentes y Ponte (1830-1903). (Fundación Centro de Estudios Históricos e Investigaciones Locales Región de Murcia)

Etiquetas: ilustres historia

Murcia me gusta. Ciudad clara de colores calientes, de piedras tostadas, color de cacahuete tostado. Y notas deliciosas de luz, las calles estrechas y sin aceras, las “veredicas del cielo”, las tiendas de los artesanos, el esparto y la cuerda. Y ahora en el crepúsculo, una luz maravillosa.

Jorge Guillen

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