El Barrio del Carmen
Al margen derecho del río Segura, en su paso por Murcia, se situa el barrio más extenso y poblado de cuantos forman actualmente la capital. En la actualidad, unos 23.000 habitantes, con más de 400 comercios, sus centros culturales, y los espacios de recreo y expansión, dan vida y encanto a este popular barrio murciano.
Las primeras referencias que se conocen de este barrio provienen de la Murcia musulmana. Rabad Alchadid y Al Hirilla son los nombres de dos pequeños poblados con algún caserío mas bien disperso, situados a poniente y a levante de una mezquita llamada Al-Haralla, vocablo árabe que trasciende a nuestros días como nombre de una acequia y que traducido significa "el Barrio". No se volvió a saber de Al-Haralla, que desapareció tras las convulsas batallas de la reconquista a mediados del siglo XIV. Es sabido, que tras el litigio del Sr. Obispo Comontes y los señores de Murcia por los terrenos que ocuparon la mezquita y su camposanto, el 1 de agosto de 1451, Comontes cede dicha parcela con la condición de que se edificara una ermita a San Benito. La construyó el Deán D. Martín Selva, cercando el terreno sobrante y plantándolo de naranjos. Sería esta ermita la que entonces le dio nombre a este rincón de Murcia.
En marzo de 1584, fray Juan Gallego, de la orden de los Carmelitas, expone al concejo el deseo de su comunidad para establecerse en Murcia. Los Carmelitas encontraron en la orden de los Agustinos un fuerte oposición a que se asentaran en las cercanías de la antigua puerta del Zoco. Después de fuertes disputas entre las órdenes religiosas, el concejo se vio obligado así a que se les concediera la ermita de San Benito para tal fin, efectuándose la escritura el 20 de marzo de 1586. Aún así, no sería hasta el año 1634 cuando la orden de los Carmelitas calzados comenzó a construir su convento, teniendo también una voraz oposición, esta vez la del río Segura, que con sus constantes avenidas hacía imposible la vida en "el Barrio". Tras los continuos desbordamientos del río, hacen unas nuevas peticiones al concejo para establecerse intramuros, pero encuentran ahora un obstáculo en la orden de los Franciscanos. Finalmente, terminan las obras del convento junto a la Ermita de San Benito en el año 1654.
Además de los Carmelitas, otra orden religiosa intervino para que el Barrio sufriera un empuje casi definitivo: los Capuchinos de San Antonio de Padua. Se establecieron en Murcia merced a la petición de Antonio Fontes Pagán en 1626. Fueron los componentes de esta orden, fervientes devotos de la Virgen de la Fuensanta, los que intervinieron decisivamente en su nombramiento como patrona de la ciudad. En el convento de los Capuchinos, situado a un centenar de metros de los Carmelitas, aproximadamente donde hoy se encuentra la actual Alameda de Capuchinos, existía un importante aljibe que abastecía de agua al Barrio de San Benito en épocas de sequía.
Mientras tanto, una de las entidades mas antiguas que aún permanecen en Murcia, la Real, Muy Ilustre, Venerable y Antiquísima Archicofradia de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, que había sido fundada en 1411 por seguidores de San Vicente Ferrer, se establece, aunque no de manera definitiva, en San Benito, junto a la orden Carmelita en el año 1589. No cabe duda, de que este hecho, daría con el paso de los años, tradición, esplendor y riqueza patrimonial no solo al Barrio del Carmen, sino a la ciudad de Murcia.
Queda claro que las órdenes religiosas de Carmelitas y Capuchinos intervinieron de manera notoria en el desarrollo del Barrio del Carmen. Aunque en aquella época, además de los conventos y la Ermita, junto al viejo puente de estructura de madera que cruzaba el Segura y unía el Barrio con la Murcia amurallada, tan solo se asentaba un pequeño núcleo de viviendas y algunas posadas que daban cobijo a los que por alguna razón no habían podido entrar a la ciudad. Allí mismo, los mercaderes que provenían del campo de Cartagena, algunos de ellos con redes repletas de paja o de hojas de morera, establecían un pequeño mercado en una pequeña plaza, que desde entonces se la conoce como Plaza de la Paja.
Fue Jaime Bort en el siglo XVIII, quién proyecta la Plaza de Camachos destinada a plaza de toros, rodeada de edificios con amplia balconada. Durante esa misma época se concibe una alameda para dar cobijo y resguardo de los rigores del clima al transeúnte. Don José Moñino Redondo, Conde de Floridablanca y ministro de Carlos III, durante los años en que participó en la política murciana colaboró en la decisión de la ejecución de un jardín botánico y de la futura urbanización del Barrio.
Las intervenciones durante el siglo XVIII serían definitivas para el posterior florecimiento y gran expansión del Barrio del Carmen. Tras unas generosas limosnas, los Carmelitas pudieron costear definitivamente las obras de la Iglesia del Carmen, construida sobre la Ermita de San Benito. Así, el 14 de septiembre de 1721 se inician los primeros trabajos de unas obras que se alargaron casi medio siglo, hasta el año 1769 que se dieron por concluidas. En este mismo periodo, se ejecutó otra obra fundamental que contribuyó al auge definitivo que después obtuvo el Barrio del Carmen: la construcción del Puente de los Peligros…
Situándonos en el ocaso del siglo XVIII, el murciano Barrio del Carmen contaba ya con algunas de sus obras de más relevancia, que afortunadamente, han perdurado hasta nuestros días: el Puente de los Peligros, la Iglesia del Carmen y la Plaza de Camachos. Además de éstas, otra obra proyectada por el propio arquitecto Jaime Bort, dio un nuevo impulso al Carmen, aunque esta vez de carácter industrial y del que tan solo se conserva la fachada: el Matadero Municipal.
El 16 de Marzo de 1781, comenzó a construirse la carretera de Cartagena, cuyas obras del fragmento hasta la localidad de El Palmar se dieron por concluidas el 20 de junio de 1785. Solo un año después, el Corregidor Juan Pablo de Salvador, decidió talar la antigua alameda y proyectó una nueva en ángulo con la Iglesia del Carmen, hasta el inicio de la nueva vía con la ciudad de Cartagena.
A mediados del siglo XIX, José Marín Baldo, alcalde de la ciudad, planifica la renovación de la primitiva alameda con una inversión de 26.084 reales de vellón. Con las reformas realizadas en 1848, dicha alameda se transforma en otra de las insignias, no solo del popular Barrio, sino de la ciudad de Murcia: el Jardín de Floridablanca. Actualmente, el jardín se conserva con unos 11.330 metros cuadrados, repleto con distintas especies de árboles y flores y adornado con monumentos en honor de los ilustres murcianos, D. José Moñino Redondo, (Conde de Floridablanca), D. José Selgas y D. Pedro Jara Carrillo.
Unos años más tarde, la Compañía de los Ferrocarriles de Madrid a Zaragoza y Alicante, decide ampliar su línea hasta las ciudades de Murcia y Cartagena. Nace de esta manera la Estación del ferrocarril Murcia del Carmen. Otro bastión de impulso para el murciano barrio. El ferrocarril que enlaza Murcia con Cartagena, fue inaugurado, para traer a la reina Isabel II, el 24 de octubre de 1862, aunque no fue hasta el 1 de febrero de 1863 cuando la línea férrea entró definitivamente en funcionamiento.
Así pues, en la segunda mitad del siglo XIX, el Barrio del Carmen sufre su mayor expansión. Aquel pequeño e indefenso barrio de extramuros, había pasado de tener tan solo diecisiete calles, a contar con cuarenta y ocho, sufriendo un incremento de un 182% durante el siglo XIX. El desarrollo urbanístico impulsó notablemente el crecimiento industrial y comercial del Barrio. A los molinos de harina existentes junto al río y al Matadero municipal, se le unieron empresas que encontraron su sede cerca de la estación del ferrocarril. Algunas de estas fábricas pertenecían al sector de la conserva, de las cuales aún se conservan algunas de sus imponentes chimeneas. A esta expansión industrial y comercial también contribuyó de manera considerable, la construcción del Puente Nuevo o Puente de Hierro, proyectado por José María Ortiz y cuyas obras fueron ejecutadas por la Sociedad Material para Ferrocarriles y Construcciones de Barcelona entre los años 1897 y 1902.
Otro de los hechos más destacables del Barrio del Carmen de principios del siglo XX, fue que una de las instituciones más importantes de la Murcia actual como es la Universidad de Murcia, también tuvo su sede en el castizo barrio durante algunos años. En 1920, se trasladó la incipiente Universidad desde el Instituto de Segunda Enseñanza, al recién construido entonces de las Escuelas Graduadas del Carmen. En 1927, se construyó un colegio mayor ubicado en el edificio que en el término de la Alameda de Colón hace esquina con la plaza de González Conde, anteriormente conocida como plaza de la Media Luna. La Universidad de Murcia, se había convertido, como bien titulaba Jesús Quesada Sanz, en la "Universidad del Barrio". En ese lugar se conservó hasta que en el curso de 1935-1936 se trasladó, junto con el colegio Mayor, al edificio contiguo de la Iglesia de La Merced.
Mientras, en aquella década de los años 20 del pasado siglo, el Ministerio de la Guerra decide construir en Murcia, un recinto para alojar el Regimiento de Infantería número 33 de Sevilla. El lugar elegido para tal acuartelamiento fue situado junto a la calle Cartagena. El cuartel fue edificado durante los años de 1921 a 1926, en los que se construyeron 6 pabellones en torno a un gran patio cuadrado, de estilo ecléctico con referencias decorativas de estilo andalusí. El nombre que recibió el complejo militar fue el de Jaime I. Desde 1954, el cuartel acogió a la Brigada Paracaidista del Ejército de Tierra, y más tarde, sirvió de acuartelamiento para el regimiento de artillería de campaña RACA 18. Tras las reformas del Ejército de Tierra en los años 80, el Cuartel de Artillería fue cedido al ayuntamiento de Murcia en el año 1998. En la actualidad es un complejo polivalente en el que se ubican diversos museos e instituciones como el Conservatorio Profesional de Música de Murcia, el Museo de la Universidad de Murcia, el Centro Párraga de Arte Contemporáneo, el Centro de Documentación y Estudios Avanzados de Arte Contemporáneo de la Región de Murcia, además de una biblioteca pública. Otro de los museos que debemos de unir a los ya mencionados, y que forman parte de la actividad cultural del Barrio, es el Museo de la Ciencia y del Agua. Creado en diciembre de 1996, con el objetivo de acercar al público los conocimientos científicos de una forma divertida y participativa.
A día de hoy, el Barrio del siglo XXI, es un fragmento de la historia viva de la ciudad de Murcia. El Jardín de Floridablanca, la Iglesia del Carmen, Los Molinos del Río Segura, La Virgen de los Peligros, son verdaderos emblemas del Barrio. En las entrañables calles, como la Alameda de Colón, la calle Cartagena, la Plaza de Camachos, el Paseo del Marqués de Corvera, ente otras, comparten sus vidas a diario más de 20.000 murcianos, los cuales llevan con vasto orgullo ser "carmelitanos", porque así se conocen a los moradores de este hermoso rincón de la hermosa ciudad de Murcia, el Barrio del Carmen.
Referencias Bibliográficas:
Díaz Casos, Pedro. "Pasionaria Murciana".
Hernández Albadalejo, Elías, y De La Peña Velasco, Concepción. "El Convento de Carmelitas Desclazos de Murcia. Revista Imafronte".
Estrella Sevilla, Emilio. "Murcia: ciudad, territorio, cultura y agua".
Fuentes y Ponte, Javier. "Fechas Murcianas".
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