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La Custodia de la Catedral de Murcia

Esta monumental joya de orfebrería se conserva en el Museo de la Catedral de Murcia y cobra su principal protagonismo en la Solemne Procesión del Corpus Christi que cada año organiza el Cabildo catedralicio. El autor de tan magnífica pieza fue el toledano Antonio Pérez de Montalto, que entre otros muchos cargos fue miembro de la Cofradía de San Eloy, la cual congregaba a los orfebres de la ciudad imperial; Alcalde Ordinario de la ciudad de Toledo; y platero de la reina consorte doña Mariana de Austria, segunda esposa de Felipe IV y madre de Carlos II.

Custodia de MurciaPor tanto, su ejecución se remonta al siglo XVII, concretamente al año de 1677, aunque la custodia no llegaría a Murcia hasta noviembre de 1678. Aquel siglo marcó la historia de la ciudad de Murcia. La terrible epidemia de peste en 1648 y unas terribles inundaciones, sobre todo la trágica de San Calixto en 1651, dejaron arruinados no solo los cimientos de una ciudad medieval y renacentista, también devastaron las huellas de la historia y el patrimonio de innumerables casas, templos y haciendas. Aquella riada también dejó maltrecha la anterior custodia procesional, que medio siglo antes, el obispo Sancho Dávila había propuesto fabricar para acometer los preceptos del Concilio de Trento y engrandecer el viejo ajuar de la Catedral de Murcia.

Así, para recuperar aquel esplendor necesario en la solemne procesión del Corpus el Cabildo de la Catedral confía el trabajo al artista de Toledo. Sería el primer monumento que abre en Murcia el periodo Barroco. Para el cuidado de tan delicada joya labrada en plata y finísimo oro, el propio Pérez de Montalto entregó al Cabildo un breve libreto con las instrucciones para un eficaz mantenimiento, incluyendo al detalle el orden y manera de desmontaje de cada uno de los cuerpos y piezas que lo componen.

La monumental Custodia está compuesta de tres cuerpos. El primero de ellos, sobre el que se asienta todo el monumento, es una peana ricamente ornamentada con los cuatro Evangelistas, uno en cada esquina. Sobre esta primera base descansan doce columnas salomónicas que a su vez sostienen un rico cornisamento flanqueado por ocho ángeles, que sirve como base de cuatro arcos de medio punto conformando así un templo central en el cual se encuentra el gran Cáliz de Oro custodiado por otros dos ángeles. El segundo cuerpo también está sostenido por columnas salomónicas aunque de tamaño menor que el primero. Este cuerpo central está flanqueado por cuatro apóstoles que custodian a un grupo escultórico dedicado a la Natividad de la Virgen. El cuerpo superior también flanqueado por figuras apostólicas está dedicado a la figura catequética del pelícano (ave capaz de lastimarse a sí misma para alimentar a los pequeños pelícanos hambrientos, transformándose de esta manera en símbolo de altruismo llevado hasta el sacrificio completo de sí mismo), también representado en otros símbolos de la ciudad de Murcia. Entre el tercer cuerpo y la cúpula que remata el monumento aparecen también representados los cuatros santos de Cartagena: San Fulgencio, San Leandro, San Isidoro y Santa Florentina. El remate de la Custodia es la figura alegórica de la Fe, la cual está representada con los ojos vendados, alzando con su mano derecha un Cáliz, y en la izquierda un guion.

Aunque esta joya ha sufrido algunas intervenciones desde que el propio Pérez de Montalto la trajera a Murcia, la custodia muy poco ha variado. Podemos mencionar que el monumento fue portado en andas hasta el año 1690, pero desde Roma se impuso la norma de que las custodias debían ir sobre un carro triunfal en contra de la arraigada costumbre española de portarla a hombros. Así fueron sustituidas por un carro triunfal llamado “yngenio” ricamente ornamentado. También sufrió una intervención posterior la peana de madera plateada que servía de basamento y que fue reemplazada por otra de plata, todo ello sin alterar las proporciones del monumento original ni el rico programa iconográfico que aún hoy podemos contemplar.
 

BIBLIOGRAFÍA
Pérez Sánchez, Manuel, 2002, “La Custodia del Corpus de la Catedral de Murcia: historia de una obra de platería”, en Estudios de Platería. San Eloy 2002, Universidad de Murcia, Murcia
Pérez Sánchez, Manuel, 2003, “Las instrucciones de Antonio Pérez de Montalto para la Custodia del Corpus de la Catedral de Murcia”, en Estudios de Platería. San Eloy 2003, Universidad de Murcia, Murcia
Revenga Domínguez, Paula, 1992, “El platero toledano Antonio Pérez de Montalto”, en Homenaje al profesor Hernández Perera, Universidad Complutense de Madrid, Madrid

Etiquetas: catedral historia orfebrería

Murcia me gusta. Ciudad clara de colores calientes, de piedras tostadas, color de cacahuete tostado. Y notas deliciosas de luz, las calles estrechas y sin aceras, las “veredicas del cielo”, las tiendas de los artesanos, el esparto y la cuerda. Y ahora en el crepúsculo, una luz maravillosa.

Jorge Guillen

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