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El Teatro Romea

El auge de las artes escénicas durante el siglo XIX y el ruinoso estado en que se encontraba en aquellos años el antiguo Teatro del Toro de esta ciudad, fueron los condicionantes que obligaron al Ayuntamiento a proyectar la construcción de un nuevo edificio para tal fin. Avocados a ello, en sesión celebrada el 17 de abril de 1857, determinaron la subasta del solar y los materiales del que fuera durante más de dos siglos el teatro principal de Murcia.

A este hecho contribuyó, sin duda, que unos años antes y debido a la desamortización practicada en todo el país, el Gobierno cediera al Ayuntamiento unos terrenos pertenecientes al Convento de Santo Domingo, aunque es justo mencionar, que este capítulo fue bastante complejo de resolver.  El 4 de noviembre de 1857, se aprobó el proyecto de construcción del nuevo Teatro de los Infantes, que así se bautizó por vez primera. Don Diego Manuel Molina y D. Carlos Mancha dirigieron las obras del nuevo coliseo que presidiría la llamada entonces Plaza de Esparteros. Fue inaugurado en presencia de la reina Isabel II el 26 de octubre de 1862, con la puesta en escena de la obra “La Cruz del Matrimonio” de D. Luis de Eguilaz, interpretada por la compañía del ilustre actor murciano Julián Romea.
Unos años más tarde, concretamente en 1868, y debido a la revolución política en la que España estaba sumida, el Ayuntamiento sustituyó el nombre de “Teatro de los Infantes” por el “Teatro de la Soberanía Nacional”, aunque al parecer, esta decisión estaba enfrentada a la corriente popular que deseaba que el teatro tuviera como nombre Romea e honor al célebre actor murciano, y así fue denominado desde 1872: Teatro Romea. 

No transcurre demasiado tiempo hasta llegar al grave incidente que daña por vez primera el flamante teatro. El 8 de febrero de 1877, un incendio destruye por completo la sala de representaciones y daña seriamente al resto del edificio. La reconstrucción fue llevada a cabo por el arquitecto D. Justo Millán quedando nuevamente inaugurado el 11 de diciembre de 1880. Tras unos años de esplendor en donde actuaron las mejores compañías del país, llegándose incluso a crear una Orquesta titular del Teatro, la tragedia se cierne de nuevo sobre el Coliseo Municipal, y el edificio sufre los efectos del fuego. Fue el 10 de diciembre de 1899, cobrándose esta vez una víctima mortal, el joven de 17 años Antonio Garrido. Quizá, de aquellas cenizas surjiera la leyenda de la maldición que se cierne sobre este edificio desde su construcción, aquella que cuenta que los frailes dominicos profirieron por estar construido en parte sobre los terrenos de su antiguo convento.

De nuevo hubo de ser restaurado, y por el mismo arquitecto que lo hiciera en 1877, D. Justo Millán. Catorce meses duraron las obras. Las pinturas del techo fueron realizadas por los artistas murcianos Antonio Latorre e Inocencio Medina Vera. Así, el sábado 16 de febrero de 1901, quedó inaugurado por tercera vez, actuando la Compañía de María Guerrero y Fernando Díaz de Mendoza. En aquel solemne acto también se nombró hijo predilecto de la Ciudad de Murcia a D. José Echegaray. 

Pocas variaciones ha sufrido desde entonces el Teatro Romea, que conserva la misma fisonomía desde la última inauguración, aunque si se han practicado algunas restauraciones importantes. La sala de representaciones es una de las más bellas de España, con un escenario de grandes proporciones. La fachada principal tiene carácter neoclásico en donde se mezclan detalles de inspiración modernista. En la primera planta de la fachada, coronando las cuatro ventanas laterales que escoltan la marquesina, hay cuatro bustos de grandes dramaturgos murcianos: Andrés de Claramonte, Damián Salucio Del Poyo, Gaspar de Ávila y José Selgas. Rematan esta fachada principal tres bustos de grandes genios del mundo de la música; Beethoven, Mozart y Listz.
El Teatro de Romea lleva por tanto más de siglo y medio siendo el centro neurálgico de las Artes Escénicas en la ciudad de Murcia, tiempo más que suficiente como para convertirse en una de esas "joyas" que los murcianos llevamos en nuestro corazón.

 

Referencias Bibliográficas.

"Revista Mvrgetana. El Teatro Romea y otros teatros de Murcia". Juan Barceló Jiménez
"Murcia, secretos y leyendas". Antonio Botías

Etiquetas: arquitectura historia teatro

Murcia me gusta. Ciudad clara de colores calientes, de piedras tostadas, color de cacahuete tostado. Y notas deliciosas de luz, las calles estrechas y sin aceras, las “veredicas del cielo”, las tiendas de los artesanos, el esparto y la cuerda. Y ahora en el crepúsculo, una luz maravillosa.

Jorge Guillen

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